De previsiones a certezas transita el comercio minorista de subordinación local, un sistema necesitado de perfeccionamiento, o lo que es lo mismo: calidad y respeto al cliente
Autonomía del municipio comprende, entre otras prerrogativas novedosas apegadas a la Constitución de la República, “la facultad para decidir sobre la utilización de sus recursos”, reclamo que comienza a sentir ecos en no pocos rincones de nuestra geografía.
Claro que la autodeterminación entraña, además, responsabilidad, iniciativa y mayor emprendimiento, entre otros conceptos a los que, de cierta manera, nos hemos rehusado durante décadas, y en el contexto actual precisan nuevas formas de asumirlos.
En esta filosofía se inserta la actividad del Comercio, con el propósito de convertirse en digna opción para el consumidor, más allá de los vaivenes económicos y la disponibilidad de insumos.
¿Ha pensado usted en lo que diferencia a un negocio particular del restaurante estatal? ¿De cuántos de estos últimos —también en los primeros— no se ha levantado con deseos de escribir en el libro de quejas y sugerencias, y no precisamente para elogiar el servicio?
Hacia el centro de estos conflictos va el perfeccionamiento del Comercio Minorista de Subordinación Local, proceso que comenzó en 2019 y debe concluir en diciembre próximo, según explicó Inés María Quicutis de Cárdenas, directora adjunta de la Empresa Provincial de Comercio, Gastronomía y Servicios.
“Consiste en poner en manos de los gobiernos locales los destinos del sector”, lo cual anda lejos de ser una simple transferencia de funciones, ni la varita mágica que ha de dibujar sonrisas donde abundan gruñidos, o garantizar la adecuada temperatura de un plato con muchos minutos de retardo.
De cualquier forma, la senda del perfeccionamiento transitó primero por la necesidad de sanear la maltrecha economía de la Empresa Provincial, “para constituir las futuras empresas municipales. Así se reconocieron las posibles deudas contraídas con la entidad, el estado real de sus cuentas”, entre otros beneficios que evitan el nacimiento de un árbol torcido.
Lo anterior avizora la desaparición de la instancia provincial; sin embargo, antes trabajan en el reordenamiento de la red comercial y gastronómica, con transformaciones en la de servicios, aseguró la directiva.
Cambiar, ¿por cambiar?
La redistribución de las unidades del Comercio abarca bodegas, mercados ideales, tiendas de productos industriales y otros establecimientos, que en semanas pudieran perder su nombre actual o desaparecer, teniendo en cuenta la proximidad de lugares similares en sus ofertas.
“Intentamos fusionar bodegas de acuerdo con el número de núcleos familiares, así como el estado constructivo de estas, a fin de colocarlas en las de mejores condiciones para atender a los consumidores.
“En los consejos populares o zonas donde existan varias tiendas de artículos industriales, algunas cerrarán, pues dentro del nuevo concepto de bodega mixta, vendemos en estas muchos de esos productos”.
Igualmente estudian la reubicación de carnicerías dentro de las propias bodegas, y toda una amplia gama de unidades insostenibles desde el ámbito financiero, aunque siempre ha de primar la alerta de proteger a la población.
A la restructuración de este entramado no escapan las 234 unidades gastronómicas del territorio, muchas quebradas, por lo que, hasta la fecha, habían cedido 78; mas, sí se mantiene la red popular: cafeterías en hospitales, funerarias y comedores del Sistema de Atención a la Familia, entre otros programas de la Revolución.
“Tuvimos que renunciar a instituciones insignes en algunas localidades, como el complejo recreativo La Arcada, en Güira de Melena, por resultarnos insostenible una inversión y el mantenimiento de su objeto social. Asimismo, Guanajay tiene un amplio local que ya no nos pertenece y pudieran rentar a los cuentapropistas diseminados en el parque”, razona la directora adjunta.
Los 78 establecimientos desprendidos del sector deben pasar a nuevas formas de gestión, tras la aprobación de los gobiernos locales. Estos cambios traerán consigo nuevas oportunidades de empleo, como el vendedor a domicilio o ambulante, que pudiera acercar ciertos productos a las comunidades, experiencia incentivada durante el período más difícil de la pandemia.
Sentido social y autogestión
Socios en lugar de empleados, en el goce de sus derechos y deberes contractuales, así podrán sentirse pronto los trabajadores de los 29 talleres del Programa de Ahorro Energético de la provincia, que pasarán a convertirse en Cooperativas No Agropecuarias (CNA), “sin perder su compromiso social.
Mantendrán el arreglo de equipos de la Revolución Energética y recibirán insumos de los asignados hasta la fecha; sin embargo, tendrán que buscar otras fuentes de financiamiento, como reparación de aires acondicionados, refrigeradores y frízeres”. Aquí la falta de piezas de repuesto, menajes de cocina y otros impide la satisfacción del cliente.
Otra novedad alentadora radica en el experimento de conceder mayor autonomía en la gestión, en un primer momento, a cinco unidades gastronómicas: el Complejo Santa Cruz (San Cristóbal), restaurante Yang Tsé y pizzería O Sole Mío (Artemisa) y los restaurantes La Gran vía (Candelaria) y La Campana china (Bauta).
“Ya el administrador podría solicitar créditos, firmar contratos, definir su plantilla, gestionar inventarios, formar precios y servicios sin perder de vista costos y categoría”, lo cual no significa oferta y demanda o la ley del más fuerte.
Además, “aspiramos a establecer Terminales de Punto de Venta para implementar el comercio electrónico, si bien podrá continuar pagándose en efectivo”.
Quicutis de Cárdenas subrayó la importancia de seleccionar a los mejores administradores, los de mayor iniciativa y poder de gestión que, junto al personal calificado, dignifique el trabajo con el pueblo.
“Incluso se realizaron exámenes a directivos y reservas a fin de evaluar el conocimiento teórico y práctico de la actividad. Si no lo aprueban, no podrán dirigir”, alertó la directora adjunta.
Reacomodos, nuevos nombres y libertades se avecinan en el comercio minorista de subordinación local, siempre bajo la égida de las empresas municipales y los gobiernos, cuestión primordial, pues bien recuerdo al principio el divorcio entre ciertas entidades u organismos rectores y las CNA, constituidas en muchos casos a modo de “válvula de escape”.
Que los tragos amargos y dulces sirvan de experiencia en este tema decisivo, para que dejen de avergonzarnos, todos los días, tantos servicios necesarios.