Nadie obliga a nadie a asistir a la playa. Si usted va lo hace consciente de que allí puede haber personas asintomáticas a la SARS-CoV-2. No es ley ir a bares ni discotecas, solo responsabilidad administrativa garantizar la desinfección en las entradas y responsabilidad civil cuidarnos dentro del establecimiento.
Desde los medios de comunicación hemos informado mil veces que la responsabilidad individual resulta la mejor y mayor arma contra la COVID-19. No obstante, la gente no comprende y hace de las suyas, a sus anchas: desde las necesarias colas hasta las postergables fiestas.
Tengo amistades que hace meses no trabajan porque laboran en el sector del turismo; a su vez, las arcas familiares lógicamente disminuyen y las divisas extranjeras aumentan en el mercado informal.
Entonces, ¿a alguien aún le parece absurdo abrir espacios? ¿La COVID-19 es una guerra fría entre sanidad y economía? ¿Se piensa solo en las finanzas? Este país ha estado detenido por siete meses, a fuerza de conferencias de prensa que llaman a la responsabilidad, mientras la contabilidad sufre, la de todos.
Si bien el año anterior aplaudimos el aumento salarial para el sector presupuestado y, en estos tiempos, hemos dado mayor valía al salario, hoy el sector empresarial sufre de planes sin cumplir y pagos sin estímulos a causa de una economía demasiado importadora, deficiente en abastecimientos, con múltiples gastos y escasas utilidades.
Si los niños van a la escuela, tan vulnerables ellos, por qué no permitir la apertura de ciertos espacios para adultos que generan ingresos limpios. Si en un restaurante clientes y trabajadores adoptan las medidas necesarias, no veo razón por la cual deban permanecer cerrados.
Cuba ha gestionado con acierto la crisis sanitaria. Las cifras lo avalan. Mientras la letalidad en el mundo es de 2,9% y la de las Américas asciende a 3,3%, la de esta pequeña nación se contabiliza en 2,079.
Según contrastó el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, los pacientes recuperados de la enfermedad en el planeta representan el 75%; en la región de las Américas, el 65% y en Cuba el 91%. Asimismo, el por ciento de casos activos en Cuba es de apenas 7, cuando en el orbe es 21.8% y en América Latina supera el 31%.
Ya la mayoría de los países ha abierto sus fronteras, y lo percibimos como algo normal. ¿Cuál es el problema en abrir las nuestra? Hay esposos que llevan meses sin tocarse. Algunos padres han demorado mucho en abrazar a sus hijos, por mares o tierras que les separan. Y sí, la economía también precisa ingresos para la prosperidad de todos.