Ya comenzó la 60 Serie Nacional de Béisbol, tal vez la de mayores dificultades para su celebración. Entre preparación interrumpida, posposición de la arrancada e inicio sin público, la fiesta de la pelota cubana llegó de todas formas.
Los equipos se prepararon de la mejor manera posible para esta Serie especial, pero si hubo uno que le puso ganas fueron los Cazadores de Artemisa. Mejorar la mala imagen de la última cita y devolver la alegría a sus fanáticos estuvo siempre en mente de los jugadores, mientras dejaban la piel y mucho sudor en los entrenamientos.
el artemiseño estuvo en una de las últimas sesiones de práctica sobre la grama del 26 de Julio, antes de partir hacia el oriente. En medio de un juego preparatorio, conversó con los entrenadores Jorge Luis Crespo y Eduardo Leal.
“Hemos aprovechado al máximo las seis semanas tras el receso por la COVID-19. Nos hemos centrado en aspectos técnico-tácticos, con cinco juegos de modelaje a la semana, sin descuidar el trabajo físico. Los muchachos han ganado mucho en masa muscular activa y reducido los niveles de grasa”, asegura Crespo, preparador físico y ahora coach de banco.
“Las cargas de trabajo han sido muy fuertes. Entrenamos en doble sesión, con dos horas intermedias de descanso. Los jugadores llegan al hotel bien cansados; quiere decir que hacemos bien nuestra labor y ellos cumplen. Debemos incrementar la resistencia; serán 75 juegos, no 45 como antes.
“En las últimas semanas trabajamos el funcionamiento en equipo, tanto ofensiva como defensivamente, para aprovechar mejor nuestras armas, con la velocidad en función de la fabricación de carreras, lo cual junto a una buena defensa debe ayudar al pitcheo, nuestra principal fortaleza, a lograr triunfos”, concluye Crespo.
Entretanto, Eduardo Leal, gloria del béisbol artemiseño, ha estado al frente de los jugadores de cuadro durante esta etapa, y coincide en el crecimiento experimentado por los peloteros, en especial los más jóvenes.
“Hemos cumplido los indicadores propuestos. Los muchachos han aumentado sus volúmenes físico y de bateo. También trabajamos mucho en la defensa, su pensamiento técnico-táctico y la anticipación de los atletas. Hemos modelado jugadas para distintas situaciones de juego, con tal de habituarlos a lo que deben hacer en cada caso.
“Aún tenemos que enfocarnos en cómo jugarle a cada contrario, utilizando la sabermetría. Igual debemos perfeccionar el actuar de los muchachos jóvenes y su técnica, para limitar al mínimo los errores y tener más posibilidades de victoria”.
Mejorar en todos los sentidos
Antes que Laura y sus vientos echaran por tierra el arduo trabajo que nos convirtió —hace unos años— en la primera provincia con luces LED en su estadio, el 26 de Julio lucía mucho más reluciente que de costumbre.
Más allá de la torre caída y de cuánto malogró, el proceso para dejar un estadio más bello, funcional y seguro no se ha detenido. A las labores en el interior y la grama, ahora se suma la ampliación necesaria (por el distanciamiento) de los bancos y los bullpen.
A cargo de esta tarea está la Empresa Productora de Ómnibus Evelio Prieto, con una brigada de seis hombres que en poco menos de una semana dejaron listo el banco del Visitador, y el día de nuestra visita casi concluían el del Home Club.
“Nuestra tarea no es tan complicada, porque la brigada posee experiencia. Construimos los soportes para los techos de ambos bancos y, a continuación, iremos a los bullpen, para dotar de mayor espacio y confort a estas áreas. Debemos concluir antes que el equipo regrese”, comenta Nelson Mesa, subdirector de mantenimiento e inversiones de la empresa, quien ha estado al frente de esta obra.
Las huellas de Laura persisten. Poco a poco el trabajo de quienes aman al béisbol en esta tierra las borrará. Esperemos que cuando el público pueda volver al 26 de Julio ya no queden cicatrices, y pueda admirar mejoras como esta.