Desde el año 2015, Artemisa mantiene el segundo lugar entre las provincias con mayor número de implantes de células madres para tratar diversos padecimientos, gracias a la labor del equipo de medicina regenerativa del Hospital General Docente Comandante Pinares, en San Cristóbal.
La eficaz terapia alcanzó la cifra de 4 409 al cierre de 2019, al sumar 905 nuevos casos ese año, informó la Doctora en Ciencias Anadely Gámez, coordinadora de tal proceder en la institución.
“Fueron 894 en la modalidad de lisados plaquetarios, que consiste en el empleo de un producto biológico a partir de plaquetas, y 11 pacientes en la de células mononucleares, mediante el uso de células obtenidas del propio organismo.
“Hemos planificado utilizar más el lisado, porque depara menos costos, reduce los efectos adversos y requiere menor tiempo de preparación, con lo cual también disminuye el gasto de energía, el personal especializado y los equipos a explotar”, explicó la hematóloga.
“Además, se puede realizar como procedimiento de urgencia y así atender en un solo día a quienes viven fuera del territorio, para minimizar los costos por transportación de los pacientes.
“De esa manera atendimos a 22 personas con úlceras posflebíticas y 13 con pie diabético, a 300 con lesiones óseas y a otros con úlceras corneales o fisura anal, que evitaron la intervención quirúrgica. Pero vale destacar los 405 con la enfermedad de La Peyronie (una banda fibrosa en el pene le provoca una curvatura o que se desvíe durante la erección, e incluso puede imposibilitar la penetración o hacer que la erección resulte dolorosa)”.
La instalación sancristobalense inició esta práctica en el año 2009, de manera totalmente gratuita, pero el tratamiento puede costar al Estado hasta 30 000 dólares, aseguró el Doctor en Ciencias Porfirio Hernández, coordinador del Grupo de Medicina Regenerativa y Terapia Celular del Ministerio de Salud Pública.
La implantación de células madres en Artemisa es modelo a seguir para toda Cuba. Solo La Habana la supera en la aplicación de este proceder tan novedoso, que ya el Instituto de Hematología e Inmunología prueba incluso en pacientes recuperados con secuelas de la COVID-19, a fin de eliminar o disminuir lesiones posteriores a la infección, prevenir su avance y mejorar la calidad de vida.