Siempre habrá un pretexto para regresar a Angerona, para encontrarme con sus ruinas cada vez más a merced del tiempo y el abandono, para respirar el aire de un siglo que nos enseña el valor de la libertad, para rebuscar sentimientos y desatar nostalgias en un Monumento Nacional que languidece sin una mano conservadora capaz de sostenerlo.
De planes y sueños hemos vivido quienes amamos este pedacito de historia local y universal con el ansia de verlo resplandecer; sin embargo, todo se ha diluido entre presupuestos y aplazamientos, y en alguna gaveta se empolvan los tantos proyectos (escuchados en disímiles escenarios) que avizoraban hasta hospedaje en este sitio.
Pero no dejo que el desánimo me envuelva, pues siempre habrá vida entre sus piedras y paredes desprotegidas. Esta vez, como una muchachita de 15 años, convido al reencuentro con Las ruinas del Cafetal Angerona, convertidas en novela por la sensible pluma del geólogo Reinaldo Barbón Rodríguez.
Desde 2013 este sitio, a solo seis kilómetros de Artemisa, es su segunda casa. Un camino andado mil veces, paso a paso lo conduce a leyendas, anécdotas, a documentos del grupo de arqueólogos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, a historiadores, ingenieros, testamentos y manuscritos. Con ese conocimiento llegó su primer libro como un regalo para los lectores.
“Comencé a escribir a mano, con un lápiz, en una libreta rayada, inspirado en el silencio y la paz de estas ruinas, en la fortaleza del roble, el aroma del café aún impregnado aquí, las mezclas de esclavitud y amor, el poderío económico del lugar y los estigmas raciales de la época, junto a la diosa del silencio de los antiguos romanos.
“Poco después, uno de los tantos visitantes extranjeros que llegan encantados con esta historia me regaló un tablet, y pude concretar el sueño de la redacción y edición con vistas a publicar, lo cual se logró gracias a otros interesados en la novela y enamorados de este sitio, en la editora Nuevos mundos, mientras Amazon patrocina su venta online, en Estados Unidos”.
El autor, también curador de este museo al aire libre, describe su obra como “un amor imposible, sobreviviente por el aura de silencio que rodeaba al cafetal más próspero de Cuba occidental.
“Es una historia entre el francoalemán Cornelio Souchay y la liberada haitiana Úrsula Lambert, rodeada por varios puntos de vista que se interponen, y que cada artista y escritor tiene licencia de acotar su lado más sublime”.
Aunque persiste la intención de un donativo de libros a presentar en tierra artemiseña, la más esperanzadora de las ideas es contar con una publicación de esta novela a cargo de nuestra editora, así poderlo hojear en las escuelas y hogares; de ahí que ya esté en las manos de Unicornio, realizar las valoraciones y ediciones necesarias.
Es así como esta historia, con sus matices entre el mito y una leyenda que nos ha hecho suspirar, regresa a nuestros días convertida en novela, para conmover a lectores, investigadores, estudiantes e historiadores, incluso a quienes siguen apostando por la belleza de Angerona en sus sorprendentes imágenes de bodas y quinceañeras.