El poeta güireño Ariel Alfonso Hernández (1959-2019), promotor de espacios culturales que muchos recuerdan a un año de su fallecimiento, fue artífice de una relevante obra en versos.
Hombre de la cultura y para la cultura, mereció en 1977 el Premio Nacional de Poesía de la FEEM e incursionó también en la pintura, con la exhibición ocasional de algunas de sus obras.
Amante de la buena canción, en especial la trovadoresca, no es casual que su última aparición pública aconteciera en la Casa del Alba Cultural, donde presentó al joven trovador güireño Alejandro Valdés y su proyecto musical.
Su talento creador se reveló tempranamente y, aunque su obra no es prolífica, encontramos obras suyas en publicaciones cubanas y foráneas y en el Anuario de Poesía de la Uneac en 1994, con tres poemas del cuaderno En la cuerda del caracol, de Ediciones La Puerta de Papel (1991).
Cuenta en su haber con el libro Dos mil años después de Cristo, a cargo de la Editorial Unicornio en 2003, publicación con diseño de cubierta e ilustraciones interiores de su coterráneo y notable artista de la plástica Williams González Chávez.
Otro grupo de poemas, precisamente, fue el resultado de esta provechosa relación de trabajo: en 2012 González Chávez expuso en México D.F. y Ariel adjuntó poemas a un número considerable de cuadros.
Merece destacarse su faceta de declamador: decía su obra con la entonación y el gesto exactos. Uno de sus poemas muchos lo han hecho suyo, y se lo pedían reiteradamente en sus recitales, por esa virtud de apegarse, como un buen bolero, a la memoria del corazón.
El artista, que no carecía en modo alguno del sentido del humor, lo llamaba el poema del embarca’o, aunque su título es Y me había, y me había. Comienza y concluye así: “Ya no va a venir/ Mas espero, porque odio que alguien diga/ Que yo no estaba cuando llegó la primavera”.
Ariel nos dejó, pero queda su obra, valioso legado con muestras de preocupaciones existenciales de diversa índole y un lenguaje con recursos que lo hacen reconocible, caracterizador de un estilo. ¿Qué más pedir a un poeta?
Por MSc Cirilo Ramón Valdés Martínez, (Metodólogo de Creación de la Casa de Cultura Ignacio Cervantes, de Güira de Melena)