¿Qué secretos subyacen bajo los hierros de una termoeléctrica? ¿Cómo lidian con la grasa y el intenso ruido? Tal vez la respuesta esté en la fuerza interna de los trabajadores de esta Central Termoeléctrica (CTE), Vanguardia Nacional durante cinco años consecutivos.

Ellos son capaces de mantener tres unidades de generación de electricidad con petróleo crudo cubano, seis motores de fuel oil que producen 18,4 MW/h y la ejecución desde los cimientos del bloque 6, fuera de servicio durante 12 años, una de las mayores inversiones del sector en Cuba.
Innovar forma parte de la cultura de la “termo”, lo que ha hecho merecedor a su colectivo de la condición 8 de Octubre en varias oportunidades, y más de 30 obreros ostentan el reconocimiento a su creatividad, que tanto aporta a la economía del país.
Un informe no puede atrapar años de esfuerzo en esta CTE marieleña movida por más de 800 trabajadores, centro destacado de la Unión Eléctrica en 2019, sede este año del acto nacional por el 14 de enero, y presente en obras de beneficio social y en donaciones voluntarias de sangre.
La Central Termoeléctrica (CTE) Máximo Gómez también fue acreedora del reconocimiento del Citma por su aporte a la ciencia y al Medio Ambiente en 2019.
Muchos de los actuales operadores han crecido entre sus máquinas, o aprendieron la pasión de alguno de sus padres. Otros llegaron por un tiempo y descubrieron allí su verdadero camino, pese a lo complejo que puede resultar para neófitos el proceso de generación de electricidad.
Los enorgullece saberse responsables del bienestar de millones de personas, incapaces de concebir su vida, a estas alturas, sin los placeres de la energía eléctrica.
El sano orgullo de Dayron
Un muchacho menudo, de 29 años, militante de la Juventud y del Partido, tiene sobradas razones para compartir su historia. Pocos imaginan la dura tarea que se le ha encomendado y la enorme responsabilidad sobre sus hombros.

Dayron Benítez de Armas trae en la sangre los genes de la “termo”, desde que su padre dejara la piel entre motores… y tan solo pronunciar su nombre le abriera las puertas del coloso en 2018.
Pero muy pronto demostraría su estirpe y méritos individuales; de especialista principal de Seguridad y Protección asumió el cargo de especialista C en Seguridad contra incendios. Debe velar por reducir tales riesgos, garantizar el bienestar de los trabajadores siempre que cumplan con las medidas y el uso de los medios de protección; por eso se autodefine como “un motor más dentro de la planta, en cuanto a seguridad”.
Demanda el uso de medios específicos cada área de trabajo: espacios estrechos, grandes alturas, desniveles o zonas de intenso ruido; sin embargo, “el casco resulta el más eficaz para todas, porque pueden caer objetos, o sufrir un resbalón el trabajador”, entre otros contratiempos.
En materia de prevención, no se admite el cansancio. De la persistencia y dedicación de este joven depende en buena medida la vida de decenas de personas.
Dayron integra también una brigada de baqueteo, dedicada a la limpieza de los tubos en los bloques de generación. Mandarria en mano, cinco choferes y constructores civiles, con este chico al frente, desprenden el desecho del azufre convertido en escombro, y lo sustraen del lugar en carretillas.
Tan difícil misión desafía fines de semana y días feriados. Pero, debido a la notable rapidez y calidad con que la ejecutan, “nos solicitaron un mantenimiento en la termoeléctrica de Matanzas.
“Siento orgullo de aportar al Sistema Electroenergético Nacional desde esta CTE”, confiesa con un brillo excepcional en los ojos, que casco y nasobuco pretenden ocultar, mientras describe la complejidad de semejante labor.
“A veces debemos hacer la limpieza a altas temperaturas, y las botas se queman por el vapor: el tiempo de mantenimiento es escaso, y no alcanza para dejar refrescar la unidad”.
Lo que sí sobra es voluntad, y fuerza interna, como bien dijo a esta reportera. “Así contribuimos a mejorar la eficiencia del proceso productivo, y a elevar la carga del bloque”.
A la par de su audacia, descubro que se graduó de Licenciatura en Derecho por el Minint, tiene un posgrado en asesoría jurídica, y comparte con su novia el ajetreo en la “termo”, un sitio privilegiado por el tesón de los más nuevos.
Renace el número 6

Diecinueve empresas del Ministerio de Energía y Minas (Mindus) y el de la Construcción (Micons), asumen el rescate del bloque número 6 de generación de electricidad, conocido como MG o Máximo Gómez 6. Esta megainversión, iniciada en 2017 en la CTE, traerá beneficios tan considerables como su alcance, al tributar electricidad al Sistema Nacional a partir de la quema de crudo cubano, explica Roberto Manuel Pigueiras Fernández, director del proyecto.
La caldera posee capacidad para producir 340 toneladas de vapor por hora, con una potencia instalada de 100 MW/h y un consumo bruto de combustible de 250 gramos de petróleo nacional por KW/h.
De acuerdo con Pigueiras Fernández, esta cualidad entraña un reto frente a la composición del crudo cubano, que incluye hasta un ocho por ciento de azufre, además de un alto valor de viscosidad.
El bloque gozará de mejoras en una nueva turbina, equipos auxiliares modernos y una renovada construcción civil, desde los cimientos, que apuesta por conferirle más de 30 años de explotación.
Marchaba al 70% de ejecución física semanas atrás, con un sinfín de manos en el montaje de la turbina y sus equipos auxiliares, en tanto verificaban la instalación eléctrica y automática y aseguraban el aislamiento térmico de la caldera, en aras de poner a punto al “gigante”, administrado por Dinvai S.A, empresa de ingeniería del Micons, especializada en obras de esta envergadura.
El bloqueo, enemigo omnipresente, ha conspirado contra el avance de la inversión, y a sus letales efectos se sumó la COVID-19. De esa forma quedó suspendido el traslado desde La Habana de obreros y especialistas, para hospedarlos en los hoteles artemiseños Horizontes Soroa y Las Yagrumas.
Más de 50 adultos mayores, portadores de enfermedades susceptibles al coronavirus, han debido permanecer en sus hogares, agregó Pigueiras Fernández.
El director considera posible en noviembre “comenzar pruebas en la caldera: encendido y soplado para desprender cualquier partícula metálica adherida al fondo, de conjunto con el rodaje de turbina, y las pruebas eléctricas”, período de ajuste y puesta en marcha encaminado a su devolución comercial al Sistema Electroenergético Nacional en marzo de 2021.
Nadie se va de la “termo” sin hablar de futuro, concebido desde el presente en una tierra prometida como Mariel. Cuando se refieran a su Zona Especial de Desarrollo y sus potencias industriales, habrá de reservarse un sitio de honor para la CTE Máximo Gómez, fuente constante de alegrías en el occidente de Cuba.