En Alquízar existe un apellido que hizo historia en más de una ocasión. Los Marquetti, reconocidos por su talento en varios ámbitos, son de las familias más conocidas.
Luis Marquetti Marquetti es una de las grandes figuras del bolero en Cuba: compositor de la talla de Isolina Carrillo y Adolfo Guzmán, escribió el tema Deuda, popularizado por varios músicos. Entre 1946 y 1957, una treintena de sus obras fue interpretada por más de 100 artistas.

Con idéntica magia, al médico Aniano Marquetti Moinello se le considera uno de los mejores de todos los tiempos. En 1960 el gobierno local tomó la casa del terrateniente Nivaldo Capote, quien había abandonado el país: allí se abrió la Unidad Sanitaria Municipal, cuya dirección estuvo en manos del doctor Aniano.
Este médico daba consultas gratis a la población, sin detenerse en posición social o raza, todo un suceso para la salud de los alquizareños.
¿Y quién no ha oído hablar del Toletero de Alquízar o Don Agustín Marquetti Moinello? Debutó en la Serie Nacional de 1965-1966 con Industriales. Por su destacada actuación fue elegido el Novato de la temporada. Tres campañas más tarde, impuso marca de jonrones, con 19.
Demostró ser un jugador extraclase. Se inició en el jardín central, pero luego pasó a defender la primera almohadilla, y se le considera el segundo mejor inicialista en Series Nacionales, bateador de fuerza, gran impulsor de carreras y muy oportuno al bate.
De hecho pasó a la historia por decidir el Mundial de Nicaragua en 1972, con cuadrangular frente a Estados Unidos y la Nacional de 1986, con espectacular jonrón frente al astro de Vegueros Rogelio García.
Plazos traicioneros (Luis Marquetti)
Cada vez que te digo lo que siento,
tú siempre me respondes de ese modo
deja ver, deja ver
si mañana puede ser lo que tú quieres.
Pero así van pasando las semanas,
pasando sin lograr lo que yo quiero.
Ya no sé para qué,
para qué son esos plazos traicioneros.
Traicioneros porque me condenan
y me llenan de desesperación.
Ya no sé si me dices que mañana
porque a otra le entregaste el corazón.
Cada vez que te digo lo que siento,
no sabes cómo yo me desespero.
Si tu Dios es mi Dios,
para qué son esos días traicioneros.