Semanas atrás, mientras un grupo de guanajayenses esperaba la entrada de productos de primera necesidad al quiosco El Jardín, ubicado en su zona de residencia, pude compilar opiniones necesarias de publicar.
Unos hacían referencia al combate contra coleros, revendedores y acaparadores; otros manifestaban su descontento con los horarios de recepción y venta de la mercancía; la mayor parte reseñaba la última cola del pollo, donde rostros repetidos hicieron de las suyas.
Muy precisos han sido los consentimientos para que cada municipio, a partir de la autonomía, resuelva problemas de conjunto con sus administraciones y autoridades.
Dicen que “el cliente tiene siempre la razón”, pero cuando algunos regresan con las manos vacías a casa, un pequeño grupo sigue beneficiándose sin importarle ancianos, personas con discapacidades y principalmente trabajadores.
Al conocer la insatisfacción de muchos, Yamilé Lorenzo Rodríguez, vicepresidenta de la Asamblea del Poder Popular en Guanajay, explicó las medidas que “paulatinamente” implementa el Consejo de Defensa Municipal, para dar un vuelco positivo a esta situación.
“Identificamos puntos vulnerables en primera instancia, como La Moda y El Parque, donde se forman grandes colas en sus exteriores. Concluimos el abastecimiento a comunidades alejadas y desfavorecidas por el transporte y la actual situación epidemiológica.
“Hemos valorado la posibilidad de entregar estos productos de primera necesidad por la libreta de abastecimiento, con el apoyo de sus redes comerciales. Después de algunos estudios poblacionales, comenzamos su distribución en varias bodegas; luego se incorporarán otras hasta tanto la familia reciba esta ayuda tan reclamada”, precisó.
“A la par, se han realizado acciones de persuasión y contención (como registros y juicios) sobre las personas que se aprovechan del contexto actual para lucrar.
“Nuestros grupos de trabajo participan en la detección de coleros, revendedores y acaparadores, además de impedidos físicos que desvirtuaron su condición o prestaron su carné para que otros ciudadanos compren a su nombre. Es totalmente ilegal y tomaremos medidas drásticas”, subrayó.
Buenas opiniones recogemos tras su puesta en marcha en la Villa Blanca, como la de Nubia Loaces, quien compra en la bodega El Compañero. “Es lo mejor. Nadie queda desatendido. Yo soy maestra y hace mucho no podía ir a las colas; era demasiado lo que sucedía. Ahora, adquirimos el paquete de pollo de 7.85 CUC. Los vecinos están contentos. ¡Ojalá se mantenga más allá del coronavirus!”

La fuerza del barrio
Lo que en algunas localidades se convierte en problema, en el consejo popular Boca-Mojica-Henequén en Mariel fluye organizado, aseguró Liudmila Hernández Domínguez, su presidenta.
“Primero orientamos a los coordinadores de zona de los CDR, presidentes y secretarias de bloques de la FMC, entre otros factores, a confeccionar un listado de las casas y el número de habitantes, por circunscripción, pues donde viven más de seis se pueden vender hasta dos paquetes de pollo.
“Enfermos, familiares o cuidadores de pacientes encamados, e incapacitados, tienen prioridad en la cola; además, reciben la proteína con mayor frecuencia”.

Al respecto, Ana Cecilia Batista, quien vela por sus padres nonagenarios, evaluó de positiva la venta de estos productos de primera necesidad en los bajos del edificio, “lo cual evita también a los coleros que venden turnos, y el negocio de quienes acaparan y después ponen el precio a su antojo”.
Durante la primera fase de recuperación, entregaron tarjetas amarillas a las personas con algún padecimiento, y otras blancas para los que no poseen libreta o están incluidos en la de otro núcleo familiar.
Para Madelaine Pérez Carvajal, presidenta del CDR 10, en la circunscripción 3, “la medida favorece sobre todo a los más alejados del quiosco”. Además, quienes trabajan en el horario de venta, dejan su dinero a los activistas del Comité. Y como ella, el resto de los presidentes retomaron la pesquisa activa, en aras de detectar posibles enfermos.
Pese a la insatisfacción con el abasto de agua y la escasez de diversos productos de primera necesidad, la comunidad de la Boca deja enseñanzas: ante cualquier complicación o dificultad tenemos el poder de las organizaciones políticas y de masas, la fuerza del barrio.
En el momento de nuestra visita, Julio García Luque, vicepresidente del Consejo de Defensa Municipal, anunciaba la ampliación de esta medida a otros barrios en especial aquellos declarados en cuarentena. En honor a la verdad, solo los Consejos de Defensa poseen facultad para encauzar el engorroso asunto, idear variantes, acercar alimentos y productos de aseo a la cuadra, sustentados en la autoridad del pueblo.
Más ejemplos y lecciones
En Bahía Honda el Consejo de Defensa Municipal evalúa las estrategias implementadas para garantizar una distribución equitativa y organizada de estos productos básicos.
Las cadenas Caribe y Cimex establecieron procederes a favor de la familia, y dejaron atrás las molestas filas. En función de agilizar procesos de venta, ambas habilitaron en sus tiendas una caja registradora, que atenderá los miércoles y jueves, de manera alterna, a discapacitados y embarazadas; el resto de los días, a las bodegas.
Los discapacitados y embarazadas cuentan con beneficios que fácilmente pudieran multiplicarse en el resto de los municipios, como este de recibir un módulo sin largas horas de espera bajo el Sol.
Desde luego, en Bahía también acercan alimentos y productos de aseo hasta las comunidades de difícil acceso pertenecientes al Plan Turquino, de acuerdo con la disponibilidad.
No es un secreto la difícil situación que atraviesa Cuba, agravada por el bloqueo estadounidense y la actual pandemia. Más que nunca, llegó la hora de hallar soluciones creativas. Compete a los responsables redoblar esfuerzos, hacer cuanto parezca imposible, pensar como país, en bien de todos.
Una vez más mencionamos a San Antonio de los Baños, el ejemplo por excelencia de cuán efectivo es repensar nuevas maneras y mantener satisfecho al pueblo. ¿Cuesta tanto replicar su sosiego? Si lo logramos, saldremos victoriosos. Habrá equidad, sin colas, en nuestras mesas.
POR MARÍA CARIDAD GUINDO, MARIENNY FONTE Y ALEJANDRO LÓRIGA
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