Oriundo de Europa y capaz de alcanzar hasta dos metros de altura, las hojas, tallo, semillas y bulbos del Foeniculum vulgare (más conocido como hinojo) benefician nuestra salud y es un excelente aliado en la cocina.
Alivia los dolores estomacales, ayuda en la expulsión de los gases y es un relajante del tracto digestivo y del útero. También estimula el apetito. Al combinarse con otras plantas carminativas como menta, hierbabuena y manzanilla, obtenemos un efecto mayor. Calma los cólicos de los bebés y reduce las molestias de la dentición.
El hinojo posee propiedades antioxidantes, antinflamatorias, expectorantes y diuréticas. Se emplea para los dolores de garganta, la tos y en pacientes con anemia, al ser rico en hierro. Sirve de alternativa a las personas con sobrepeso, pues favorece la expulsión de líquidos corporales. Reduce el colesterol en sangre y ayuda a calmar la presión intraocular, en personas con glaucoma.
Igual alivia los dolores menstruales, estimula los deseos sexuales y eleva la potencia sexual, cualidad oportuna para los problemas de impotencia.
Asimismo, el aceite elaborado de esta planta es usado en cosmetología y aromaterapia.
Su sabor muy semejante al anís le hace estupendo en la elaboración de almíbar para dulces, en jugos de cítricos, salsas, ensaladas, sopas y carnes estofadas. También le brinda al pollo un sabor especial.
Para una infusión, colocamos varios frutos de la planta en un recipiente con un litro de agua, previamente hervida y en estado de ebullición, dejamos reposar 60 minutos y tomamos tres vasos al día.
Siempre consulta un especialista antes de consumir cualquier planta medicinal.