Desde hace dos meses se conoce del inicio de los trabajos para recuperar el tabloncillo de la Eide Julio Díaz de la capital provincial, un viejo anhelo de la escuela y de todo el deporte artemiseño.
El aislamiento social provocado por la COVID-19 no nos había permitido llegar hasta esta instalación, donde una pequeña brigada de la Empresa Constructora de Obra de Arquitectura Bahía Honda, adscrita a la Empresa de Construcciones Integrales (ECI) de Artemisa, avanza poco a poco en la primera fase de la obra.
Desafiando el peligro de los 38 pies de altura (más de 11 y medio metros), armados con casco, un arnés y una soga para su seguridad, ya han montado 18 tableros para encofrar el cerramento de la cubierta, aunque le restan cuatro, los más grandes y peligrosos, según Osmel Bocourt, jefe de la brigada, para lo cual necesitan andamios que no tienen a su disposición.
“Ha sido una tarea dura, por la falta de andamios y otros materiales indispensables para cumplirla; debimos construir nuestras propias escaleras con tal de subir al techo. Estos 18 encofrados no fueron demasiado difíciles, pero los cuatro restantes son más grandes, y no tenemos apoyo para barrenar las paredes”, comenta Bocourt.
“Ahora nos enfocaremos en colocar las jaulas de acero en cada uno de los tableros que tenemos colocados, mientras se resuelve el problema de los cuatro restantes. En eso nos centraremos en tanto tengamos las cabillas; con las que contamos no alcanzan para los 22 encofrados”, explica.
“La altura no es inconveniente; tenemos experiencia en estos trabajos. Las dificultades son otras. Los materiales no han llegado en el momento adecuado; nos hemos atrasado por eso. Tampoco contamos con todas las herramientas necesarias; y hace una semana no podemos usar las herramientas eléctricas”, coinciden Bocourt y sus hombres.
Para Florentino Morán, uno de los obreros, no disponer de los instrumentos y los materiales no solo les aqueja en la productividad, sino también en su bolsillo, el cual fue afectado el mes anterior.
Pese a las dificultades, estos hombres sin miedo a las alturas aseguran que (si reciben lo necesario en el momento preciso) pueden culminar su labor antes de que reinicie el curso en septiembre y dar paso a otra brigada que se encargaría de impermeabilizar la cubierta.
Este tabloncillo no es solo un viejo anhelo del deporte artemiseño, sino una gran necesidad para la Eide Julio Díaz, la cual —de acuerdo con Yasmiany Pedroso, la directora— vería un gran incremento en la calidad de la preparación de sus atletas, en muchos deportes que necesitan de una instalación de este tipo para su normal funcionamiento.
“Ya tenemos una parte (40 metros cúbicos) de la madera necesaria para el tabloncillo. Estamos ansiosos por contar con él nuevamente, pero sabemos que no puede ser de ahora para ahorita; la calidad de la obra y la seguridad de todos debe ser la prioridad”, aseguró Pedroso.
Problemas y dificultades aparte, esta obra necesita del concurso y el apoyo de toda la familia del deporte de nuestra provincia, para que avance a buen ritmo. Hoy su marcha pudiera parecer lenta, aunque nada fuera de lo normal cuando la seguridad se calcula en cada paso.