Si algún poeta cubano sintió suyo a Bauta, ese es Eliseo Diego, el memorable autor de clásicos como En la calzada de Jesús del Monte y En las oscuras manos del olvido, ahora en su centenario.
Y es que cada año, en cada edición del evento Taller Orígenes, en este municipio, el nombre de Eliseo Diego vuelve a relumbrar al lado de otros (Lezama, Cintio, Fina, Gastón Baquero, Cleva Solís…) que hicieron del grupo Orígenes, unido a pintores como Mariano y Portocarrero, uno de los mayores acontecimientos de la cultura cubana durante el pasado siglo.
Eliseo, junto a estos autores y varios pintores de la Vanguardia, ancló muchas veces en Bauta, para compartir jornadas provechosas y de asueto en compañía de quien fue mentor del grupo, el reverendo y poeta Ángel Gaztelu, un intenso defensor de la honradez y la cubanía, a pesar de su nacionalidad española.
El autor de El sitio donde tan bien se está se mantuvo tan apegado al terruño bautense, que, en el año 1948, contrajo nupcias con quien sería su compañera de toda la vida, Bella García Marruz, en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, donde oficiaba el presbítero Gaztelu.
Aquí mismo leería poemas de su cuaderno En la calzada…, uno de los títulos más importantes de la lírica cubana de todos los tiempos.
Por eso en el homenaje que recientemente dedicó la Uneac en Artemisa a esta imprescindible figura centenaria (Eliseo Diego, 1920-2020), desde las voces de poetas como Ediel Pérez Noguera, Mireysi García, José Alberto Nápoles y Reinier del Pino, entre otros admiradores y continuadores de la obra de Eliseo Diego, no se escuchó un homenaje de ocasión a un autor de primera línea, sino una sentida reverencia a un maestro de generaciones.
Eliseo fue adalid de la cultura cubana y referente perpetuo entre quienes, en Bauta sobre todo, no han dejado jamás que el paso brutal del tiempo desdibuje el sitio de la grandeza y la memoria que tan límpidamente le toca desde hace mucho.