En los años noventa, cuando el fútbol dejó de ser patrimonio de Europa y Sudamérica, un delantero africano deslumbró al mundo por su potencia física y capacidad goleadora. George Weah llegó al mundo para cambiar los esquemas y hacer historia de muchas formas.
Nació en Monrovia, Liberia, el 1 de octubre de 1966. De pequeño tuvo que enfrentarse a la pobreza y a la negativa de sus padres de que jugara al más universal de los deportes. Pero desde los 15 comenzó a despuntar en los torneos de su país, hasta que firmó un contrato semiprofesional por el Tonnerre Yaoundé, de Camerún.
Sus buenas actuaciones llamaron la atención del seleccionador nacional de Camerún, quien lo puso en contacto con Arsene Wegner, por entonces entrenador del AS Mónaco, quien le contrató de inmediato.
A pesar del éxito deportivo, la preocupación por su familia en un país en guerra civil, le hizo gastarse casi todo el salario en sacarlos de Liberia, y lo llevó a enfrentarse al presidente de esa nación.
En las cuatro temporadas que permaneció en Mónaco, ganó la Copa de Francia de 1991 ante el Olympique de Marsella, y llegó hasta la final de la Recopa de Europa 1991-92, la cual perdió frente al Werder Bremen alemán.
En ese tiempo Weah se destacó por ser un rematador veloz, potente y eficaz, al marcar 66 tantos en 149 partidos. Días después de disputar la final continental, confirmó su fichaje por el Paris Saint-Germain para la temporada 1992-93.
Y en el PSG coincidió con estrellas francesas como Bernard Lama y David Ginola, también con el brasileño Raí. Así comenzó una gran época para el equipo. Era el hombre grande en un equipo que dominaba en Francia y llegaba hasta las semifinales de la Copa de la UEFA de 1993 y Liga de Campeones de 1995, cuando Weah terminó como líder anotador de esa competencia y eliminó al Barcelona en su propio estadio, antes de caer frente al invencible AC Milan de aquellos años.
Justo ese gran equipo quedaría deslumbrado por el talento de George Weah, y lo elegiría para reemplazar a su gran goleador Marco Van Basten, retirado por una grave lesión. Poco después de su debut con el conjunto rossoneri, recibió cuatro premios individuales. Fue elegido el mejor jugador de Europa, Jugador del Año en África, Jugador Mundial de la FIFA y Balón de Oro. Casi nada. De este último premio fue el primer —y hasta ahora único— futbolista africano en recibirlo.
Tras una trayectoria exitosa de cinco años con el Milan, donde marcó 46 goles en 116 encuentros y ganó dos títulos de Italia, se fue cedido al Chelsea en busca de minutos, pues ya tenía 33 años. Nada más llegar a Londres ganó la FA Cup, pero tampoco pudo encontrar regularidad.
En el ocaso de su carrera George Weah se centró en su selección, con la que intentó llegar a la Copa Mundial de 2002. ¡Quedó a solo un punto de lograrlo! Poco después se retiró en el Al-Jazira de Emiratos Árabes Unidos, tras cortos pasos por el Manchester City y Olympique de Marsella.
Luego de su retiro, de inmediato se dedicó a la política y manifestó sus intenciones de llegar a ser presidente; para eso debió incluso cursar estudios nuevamente, pues los deportivos no le servían según la ley de su país. Después de varios intentos fallidos, en 2017 ganó las elecciones, y se convirtió en el primer gran futbolista que alcanza ese cargo en el mundo.