La tensión económica impuesta por la COVID-19, invita a buscar reservas en nuestras rutinas y ajustar los planes, pero solo para hacer más, ahorrar con eficiencia y entender que el movimiento productivo generado en el país no puede concebirse en una oficina aislada, sino junto a los obreros: quienes producen.
Así expresó María Consuelo Baeza Martín, integrante del Secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba, en la Unidad Empresarial de Base Avícola José Antonio Labrador, en Artemisa, donde, a pesar de las limitaciones con el alimento animal (en ocasiones con un día de cobertura) recogen diariamente casi 65 000 huevos, de ahí que sumen 89 000 por encima de los previstos en esta etapa.
Odalis Gris Montero, obrera calificada y especializada, quien tiene 5 800 aves a su cargo y una mortalidad mínima diaria, de tres, cuatro o a veces ninguna gallina, habló del indispensable manejo. Ella completa unos 115 files cada jornada; en cambio, alude a que los daños en la cubierta de su nave #1 pueden impedir más rendimiento a las ponedoras.
Hasta aquí debe llegar el movimiento productivo, reconocer a naveras como Odalis, intercambiar los parámetros y ajustarlos a cada lugar, como un instrumento de trabajo para motivar y emular, sobre todo para producir más, como nos exige este sector tan necesario en la comida del pueblo, expresó la integrante del Secretariado.
Como parte de su recorrido, en la UBPC Rigoberto Corcho, cañera por excelencia y diversificada con excelentes resultados, encontró en pause la maquinaria de producir materiales de la construcción, que garantiza más de 1 000 bloques diarios, elementos de piso, tanques para almacenar agua…, destinados en su mayoría al Programa de la Vivienda.
La asignación de combustible tan dilatada, marca la inestabilidad de esta pequeña industria, que mucho pudiera aportar al desarrollo de los artemiseños, a los ingresos de la UBPC y de los trabajadores, explicaron estos a la dirigente sindical; de ahí el compromiso de no cejar en ese empeño y exigir la solución por los canales pertinentes.
Fue momento oportuno para recordar que la etapa pospandemia igual precisa medidas de aislamiento e higiene personal y colectiva, además del constante uso del nasobuco.
Baeza Martín y la máxima dirección de la CTC en la provincia, intercambiaron con obreros del Centro de Elaboración Mártires de Artemisa, acerca de los bajos salarios, pese a la producción continua de alimentos.
Por falta del tomate que estaba convenido, no produjeron el puré previsto, sino iguales cantidades de frutabomba, guayaba, boniato y mango. Entonces, los surtidos fueron de precios inferiores; de ahí el deterioro en los ingresos, aunque trabajen desde las 3:00 de la madrugada para detener la procesadora en horario pico, explicaron.
No basta concebir planes si los sistemas de pago no estimulan a concretarlos. Hay que debatir con los obreros, y los sindicatos deben velar por el cumplimiento de lo establecido, o modificarlo si no beneficia a quienes más aportan, máxime si lo hacen en la producción de alimentos, señaló al término del encuentro.