Sofía Álvarez Cruz no dejó de gritar ni brincar largamente desde que supo la noticia. No era para menos: había escuchado de labios de su padre, el pintor Gerlys Álvarez Chacón, que había sido una de las ganadoras del concurso nacional de artes plásticas De donde crece la palma, en homenaje al Apóstol José Martí.
A sus siete años, la vida le regalaba su primer premio nacional, no solo para darle brillo a su corto currículum creativo, sino para reconocer el esfuerzo y la dedicación para con ella de creadores de las artes visuales como Omar Lafferté y Jorge William Hernández González.
“Sofía tiene a todos los pintores como padrinos”, comenta orgulloso Gerlys. “Yo no la obligué a pintar. Ella misma se motivó. Aunque creo que ha tenido sobre todo pasión, pues, aunque no esté al lado de ningún especialista, no deja de crear ni un segundo”.
Sobre este concurso, convocado por el Consejo Nacional de Casas de Cultura, Margarita Mejuto, vicepresidenta de esta institución, ha expresado que “es también una muestra fehaciente de la necesaria integración de organismos, instituciones y organizaciones vinculadas a la formación de las nuevas generaciones”.
La obra ganadora se nombra Sofía pintando a Martí, y está realizada en cartulina con crayola seca. Por lo pronto, la niña, recogida en la seguridad de su hogar en Mariel, afanada en los trajines de la pintura, no deja de repetir: “¿y dónde está mi premio?”, para recibir como respuesta de su padre: “en cuanto pase la pandemia, tú veras que pronto va a aparecer”.