Mantener el equilibrio psíquico, personal y colectivo se vuelve un desafío por estos días. La situación de confinamiento a causa del coronavirus SARS-CoV-2 también ha recibido respuestas por parte de nuestros psicólogos.
Mucho antes de que en Cuba fueran diagnosticados los tres primeros casos positivos a la Covid-19, las noticias, imágenes o experiencias cercanas hacían temblar cada rincón de nuestro cuerpo. Inexplicablemente aquellos titulares que anunciaban la muerte, desmoronaban la paz de los hogares donde todos estábamos atentos a posibles estragos en esta isla pequeña.
Luego apareció el doctor Durán, justo a las 11 de la mañana, para sanar esas heridas que provoca el pánico. Su voz calmada y firme, pese a cifras en incremento de personas contagiadas, devuelve la confianza en un sistema de salud que no entiende de bloqueos.
Ver partir a nuestros profesionales de la medicina hacia otras latitudes; encontrar escuelas, barrios y calles invadidas del silencio más concluyente, y recordar en fotos cómo fueron los meses anteriores exigen a la humanidad replantearse cuestiones que, si bien no ayudan a frenar el impacto del coronavirus, sí provocan interesantes cambios emocionales.
Amigos, familiares y conocidos pasan estas semanas de confinamiento preguntándose: ¿por qué no se ha encontrado una vacuna ante la amenaza?, ¿volveremos a juntarnos?, ¿viviremos una desgracia similar a China, Italia o Estados Unidos en los próximos días?, o por si no les bastara ¿moriremos?
La búsqueda incesante de respuestas hace que transitemos por un sendero objetivamente traumático donde enfado, rabia, sorpresa y negación evaden el optimismo, y ponen el foco –como toda crisis- en la fragilidad del ser humano.
Lamentarse no es de gran ayuda, por ello el artemiseño conversó con la Licenciada en Psicología Carelis Conde Borrego para entender y entendernos. Al permanecer todos en casa, experimentamos nuevas sensaciones que juntos debemos comprender, y así hacer más dinámica la relación familiar.
Complejos, vulnerabilidades y la familia
Ciertamente no pocos complejos sienten algunos al adoptar medidas de protección. El no uso del nasobuco, por ejemplo, pone en riesgo la existencia humana, cronometrando instantes de infestación y posibilidades de propagación.
“Estudios recientes de reconocidas academias de psicología hablan acerca de la importancia de llevarlo en ambos sexos. Hace unos días un señor me dijo que le daba pena que las personas lo miraran y rieran. Esto es normal al principio, pero el acceso a la información contribuye a la pérdida de conceptos complejistas y nos muestra que nadie queda exonerado”, asegura.
“En nuestra región (América Latina) se evidencia el aumento de los índices de violencia de género, divorcios e insomnio como consecuencia de la pandemia y el aislamiento.
“Las consultas de psicología están abarrotadas pues al haber mayor contacto entre miembros de la familia existen más posibilidades de que aparezcan disgustos, irritabilidad, menos comunicación, y falta de comprensión.
“En Cuba sucede igual, y satisfactoriamente conocemos las causas que originan este tipo de problemas. Hay hogares donde el esposo cree que debe llevar las riendas de su familia. Si es un adulto medio o mayor, tiende a complicarse su salud emocional porque si adopta una conducta machista, provoca estados de baja autoestima.
“Ellos se van sintiendo subvalorados, poco resolutivos en los problemas, asumen un aislamiento en el propio hogar y generan mucha ansiedad. Es entonces cuando el resto de los familiares debemos darnos cuenta para tratar este tipo de comportamientos.
“Convido a ser empáticos: es como ponernos en el lugar de otros sin olvidar nuestra individualidad. Los niños no usan la empatía porque no saben, sin embargo, existen juegos de roles para imitar a mamá, papá o al doctor. Los adolescentes sí pueden ponerla en práctica, se les hace fácil”.
Fake news en tiempos de Covid-19
Pese a la situación global generada por el coronavirus, medios de prensa tergiversan situaciones -a su conveniencia- para elevar el caos en medio de la tormenta.
Las personas transmiten sus consideraciones, comulgan con noticias falsas y construyen un contexto bien diferente a lo que se vive. Consumir estos datos y estar al pendiente es otra de las causas que desequilibra la salud mental.
“Cuba apuesta por la informatización de su sociedad, pero ello trae consigo desventajas como altos tráficos de información, no siempre fidedigna”, asegura Conde Borrego.
“Existen formas de comunicarnos con cualquier persona, sin embargo, no saber filtrar y racionalizar la información, no tener presente que la realidad de nuestro país es desigual a la de otros países, crea altos estados de pánico, paranoia e hipocondría social.
“Saturamos nuestra mente con noticias falsas a pesar de tener espacios gratuitos en la televisión para conocer cómo anda el país. Recomiendo encender el televisor a las 11 de la mañana, estar atentos a noticieros y páginas de nuestros medios oficiales de prensa.
“Hay quienes prefieren no prestar atención a programas informativos por temor. Si la persona reconoce que puede consumir información debe nutrirse de una fuente fiable, con una base razonable y acorde a nuestra realidad social inmediata: esa puede compensar o desequilibrar. Se trata de controlar, dominar y volvernos investigadores si pretendemos permanecer conectados e informados”.
Optimistas para sonreírle al mundo
Los cubanos tenemos implícito en nuestra genética un poco de optimismo. Unos lo manifiestan en su carácter y otros mediante creencias religiosas mientras dicen: Dios está con nosotros, ¡Ay Dios, que pase rápido la tormenta!; pero a veces vestirnos con una coraza “todo anda bien” es un poco enredado.
“Los optimistas son personas con cero grado de frustración y gran capacidad de resiliencia*, que fueron desarrollando por un núcleo familiar con improntas muy funcionales.
“A veces el ser humano se preocupa por la finalidad y no en el progreso. Tenemos que decir: “es un tiempo, no soy yo, no es mi familia, somos todos. Mi sistema de salud me puede amparar en cualquier circunstancia. No va a ser eterno.”
Y así será, tal cual lo reconoce esta psicóloga porque siempre atraemos lo que nuestra mente sea capaz de concebir (positivo o negativo). Gestionar la incertidumbre y decir ¡calma! son trances aún por superar. Estos momentos son provechosos para sacar conclusiones en medio de la terrible crisis que vivimos, aunque estamos convencidos de que al final pasará y volveremos a ser plenamente “libres”.
Ahora cubra su hogar de alegrías, entretenimiento, mucho optimismo y amor. La vida cambia muy rápido, de la noche a la mañana. Recordemos que el universo responde a la actitud y la vibración que estás emitiendo con tus pensamientos.
Como dijo el matemático William James: “si puedes cambiar tu mente, puedes cambiar el mundo”. Vive un día a la vez.