No existen estadísticas alentadoras cuando se trata de accidentes del tránsito, aunque los números siempre indiquen violaciones más frecuentes, ilustren el trabajo de quienes intentan prevenir hechos tan lamentables, y permitan plantearse estrategias y acciones concretas.
Treinta y seis fallecidos en 2019, cuatro menos que en el año precedente, llenaron de infinita tristeza hogares en la mayoría de los municipios artemiseños, excepto Bahía Honda.
Dos de estos siniestros más graves constituyeron accidentes masivos, en el kilómetro 25 y medio de la Carretera Central, correspondiente a Bauta, y el otro en la Autopista Habana-Pinar del Río, kilómetro 72 en San Cristóbal, ambos declarados tramos peligrosos.
Así lo dio a conocer el Capitán René Álvarez Cabrera, Jefe de Tránsito de la provincia, quien resaltó la zona rural como el escenario donde ocurre el 70% de estos lamentables incidentes, y la participación de más vehículos estatales que particulares.
Las causas se repiten una y otra vez, en una especie de ruleta rusa del infortunio, porque a estas alturas pocos deben ignorar el riesgo que representa desatender el control del vehículo, realizar adelantamientos indebidos, manejar a exceso de velocidad, o bajo los efectos del alcohol.
Tampoco han de olvidar la importancia de revisar a diario el estado técnico de su medio de transporte, así como las consecuencias de no respetar el derecho de vía, quizás intentando imitar el comportamiento de los animales salvajes…, y que me disculpen las fieras.
Desafían la gravedad, el peligro y a las autoridades, ya sea sobre las conocidas y temidas “arañas” de caballo, o sobre motos eléctricas, “riquimbilis”, autos ligeros y camiones.
Y aunque los “arañeros” se hayan visto involucrados en menos hechos durante 2019, su andar irresponsable y muchas veces ebrio los convierte en un peligro al que todos le huyen despavoridos.
¿Cómo explicar a una madre el deceso de su hijo a causa de la actitud suicida de un conductor? Pero, qué pensar sobre los dueños de animales, cuestionados una y otra vez al dejarlos “campear por su respeto”. El fenómeno motivó trece accidentes en el período, y no se detendrá la fatalidad mientras haya quien viva tranquilo, en tanto desconoce el paradero de su ganado.
Es cierto el deterioro de no pocas señales del tránsito, el estado de carreteras y caminos, así como la escasa iluminación de algunos tramos. Mas, la conducta diaria puede hacer la diferencia, cuando pensamos en nuestra seguridad y en la del prójimo. Frente al timón puedes cambiar tu existencia y la de otros, pues un error conduce hacia dos sendas: la cárcel o la muerte. Espero que siempre escojas la vida.