Fidel no está, pero cada quien lleva su Fidel dentro, sus enseñanzas, su hidalguía, su obra, su ejemplo. Lo escribe así, en Facebook, la bautense Mayte Álvarez Sosa, y postea una foto del líder de la Revolución cubana, pues
“Jamás podré olvidar la fatídica madrugada en la que escuché la voz de un amigo con la tan triste noticia de la muerte de Fidel. Luego se sucedieron múltiples llamadas con voces de lejos y de no tan lejos, incrédulas, entrecortadas por los sollozos; todos sabían lo que Fidel significaba”.
No hubo en Artemisa toda una forma única de homenajearlo, sino cientos: un simposio fidelista unió dramatizaciones, décimas, poesías, coros, investigaciones, medios de enseñanza…, y el evento Donde Crece la Palma, en casas de cultura, fue dedicado a él; además, el libro de Katiuska Blanco Fidel Guerrillero del tiempo, centró otros debates.
Hubo quien lo recordó con música, a modo de cantata o entre danza y artes plásticas, y hasta esperaron bajo las estrellas el inevitable 25 de noviembre que marcó el tercer año de su desaparición física.
Asimismo, consumaron donaciones de sangre, trabajos voluntarios, jornadas de limpieza y banderas cubanas en los portales, con su imagen colgada en disímiles espacios. Estudiantes y profesores incluso trasladaron posturas de café del llano a la montaña, en las jornadas de los Días de la Defensa, también junto a su impronta.
En cambio, el Círculo de Abuelos Flores Betancourt, en Artemisa, donó artículos y mucho cariño a los pequeños del Hogar de Niños sin Amparo Familiar, de San Cristóbal; artistas locales acopiaron su arte en una gala en la Casa de la Música el mismo lunes; mientras, el recuerdo fotográfico de Fidel en sus visitas por estos lares colma las paredes de la Galería de Arte Angerona.
La narradora artemiseña Olga Montes llega hoy con Libros como jardines al consejo popular Lincoln, de Artemisa, con el grupo teatral Al límite y el libro Un niño llamado Fidel Alejandro, escrito por María Luisa García Moreno.
Cada quien compartió, escribió, leyó, cantó, sintió a Fidel tal como lo lleva dentro; por eso él siempre está, a pesar de aquel 25. Cada quien con su Fidel.