Nunca estuve tan cerca de la historia. Su voz, salpicada de altos y bajos por el paso de los años, nos trasladó a cientos de lugares donde Narciso Sánchez García siempre fue protagonista. Un alma sencilla y claros recuerdos lo definen, porque las fuerzas de sus ideas son tan poderosas como las que empleaba antaño para defender la Patria.
Historiador, Hijo Ilustre de Guanajay y revolucionario, es, tal cual dijera Martí, “de los que cultivan la grandeza y la emplean en beneficio ajeno”.
En un humilde hogar del barrio La reunión, donde los negros congos, entre ellos su abuelo y su padre, cantaban el “ula, ula, yo te vi primero”, resguarda los tesoros de un pasado convulso. Los libros, dispersos por cada rincón, dicen ser testigos de su trayectoria como fundador de la Juventud Socialista, desde los 13 años, y luego concejal del Partido Socialista Popular.
“Nosotros no le temíamos a nada. La lucha era por el bienestar del pueblo, de los trabajadores. Fueron tiempos difíciles en medio de los gobiernos que antes del triunfo de la Revolución regían la vida política, social y económica de la nación, pero nuestros objetivos estaban claros: ¡nunca renunciar! Así nos manifestamos a favor de la Reforma Agraria, el aumento salarial de los obreros y contra la discriminación racial”, rememora.
“Los blancos no admitían a los negros en sus bailes, aunque ellos sí eran bienvenidos a los nuestros; demostrábamos que la raza no condicionaba nada entre los hombres; defendíamos la igualdad pues, alcanzada la independencia, no se podía regresar ahí. Fue duro y triste”, dijo mientras veíamos sus fotos cerca de Lázaro Peña, Blas Roca, Jesús Menéndez, Juan Marinello y otros combatientes.
Después del Primero de Enero de 1959, Narciso Sánchez fue organizador y fundador de las Milicias, del Partido Comunista, los CDR y luego asumió como subdirector de la Escuela de Instrucción de Pinar del Río; allí compartió en varias ocasiones con Fidel Castro.
Su entrega llegó hasta hospitales y el Ministerio de la Industria Eléctrica, donde dejó el espíritu que lo incita a seguir batallando, pese a los límites de la vida.
Veintidós años como delegado de la circunscripción 36 se suman al aporte desmedido a su pueblo. Ese fue el lugar al que decidió ir al jubilarse, y del que muchos vecinos refieren ser “uno de los mejores tiempos, debido a la respuesta inmediata, la gestión y el compromiso”.
Pero escaló más: supo ser buen padre y esposo. A su querida Beba, una mujer orgullosa de todo cuanto hizo, le ofreció amor a cambio de entendimiento y sacrificio.
A los 96 años de su nacimiento, cumplidos este 29 de octubre, Narciso Sánchez vuelve a cederle lo mejor de sí a Guanajay. Junto a compañeros y dirigentes de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, donará libros, revistas, fotos, apuntes y valiosos documentos para que la historia de este territorio jamás desaparezca.
Su herencia reposará en el museo Carlos Baliño, mientras una generación de agradecidos no dudará en ir tras la historia de un hombre bravo, honrado y fiel, de esos que “nos entran deseos irresistibles de imitar”.