Desde su creación, esta sección se ha dedicado a resaltar la vida y los triunfos de grandes deportistas de Cuba y el mundo. En esta ocasión decidimos traerle la historia de una selección de fútbol que a pesar de haber marcado una época de oro, sus hazañas son poco conocidas.
Se trata del equipo de fútbol de Hungría durante los años `50. Su dominio y poderío llegó a ser tal que se mantuvieron invictos durante 32 partidos consecutivos. El también llamado “Equipo de Oro” o los “Magiares Poderosos” fue además el precursor del famoso Fútbol Total holandés.
Creado con la base de los jugadores del exitoso equipo Budapest Honvéd, dominador de la liga húngara en la década de los ’50. Los magiares estaban dirigidos por Gusztáv Sebes, quien tomó sus riendas en 1947. En el campo de juego sobresalían nombres como Ferenc Puskas, Zoltán Czibor, Sándor Kocsis, József Bozsik y Nándor Hidegkuti.
La primera demostración de poder de los húngaros fue en los Juegos Olímpicos de Helsinki’52, cuando marcaron 20 goles en cinco partidos, con victorias incluidas de 3-0 sobre Italia, 6-0 sobre Suecia en la semifinal y 2-0 ante Yugoslavia en el partido por el oro. A decir del propio Puskas «fue durante los Juegos Olímpicos que nuestro fútbol comenzó a fluir con poder real».
Luego vendría en 1953 el triunfo en la Copa Internacional o Copa Dr. Gerö, disputada entre las cinco selecciones más fuertes de Europa Central. Ese mismo año derrotaron a Inglaterra en su propia casa de Wembley 6-3, y se convirtieron en el primer equipo no británico en hacerlo. En 1954 los ingleses devolvieron la visita a Budapest y se llevaron la peor derrota de su historia, 7-1.
Por tanto, llegaron a la Copa del Mundo de Suiza en 1954 como los grandes favoritos y comenzaron con paso de aplanadora gracias a su tridente de miedo, liderado por Puskas junto a Sándor “cabecita de oro” Kocsis y Zoltán Czibor.
Allí se cansaron de anotar goles, en fase de grupos ganaron 9-0 a Corea de Sur y 8-3 a Alemania Federal, con siete tantos de Kocsis. Luego vencerían 4-2 a Brasil en la Batalla de Berna, con numerosas peleas entre los jugadores. Más tarde en la semifinal le ganarían con idéntico marcador al monarca exponente Uruguay, la cual sería la primera derrota del conjunto charrúa en esa instancia.
Equipo de Oro
Para la final, Alemania Federal buscaba su revancha, pero la aplastante derrota en la fase de grupos era una herida aún abierta. Hungría comenzó dominando y tomó ventaja con dos goles en apenas ocho minutos. Ferenc Puskás abrió la cuenta a los seis minutos, y Zoltán Czibor (8’) ponía el marcador 2-0.
Pero los magiares se relajaron, mientras los alemanes subieron su nivel y empataron rápidamente gracias a los tantos de Max Morlock y Helmut Rahn. En el segundo tiempo el propio Rahn se convirtió en héroe nacional tras marcar a seis minutos del final y concretar el llamado Milagro de Berna.
A pesar de la derrota, los Magiares Mágicos pasaron a la historia como el equipo más goleador de una Copa de Mundo (aún lo son) y los de mejor promedio de anotación, 27 tantos en seis encuentros, para una media de 4,5 dianas por juego. Sándor Kocsis terminó como máximo goleador con 11.
Luego de ello, se recuperaron y lograron otra racha de 18 partidos invictos, pero en 1956 se acabaría esta época dorada cuando el Budapest Honvéd viajó a Bilbao como parte de la Copa de Campeones de Europa, entonces estalló la revolución húngara. Tras ese suceso muchos de los jugadores, como Czibor, Kocsis y Puskás decidieron no regresar a su país, dejando para siempre a la selección de fútbol de Hungría.