A sus 78 años Reinaldo Castro Palomino no imagina su vida lejos de un terreno de béisbol, de hecho nació bien cerca de uno, el Julio Pérez del Ariguanabo. Desde bien pequeño merodeaba por él y allí descubrió su amor por el deporte de las bolas y los strikes.
En ese mismo estadio Palomino se hizo pelotero y jugó durante su temprana juventud. Allí brilló a la defensa con los equipos de San Antonio de los Baños, sobre todo en la temporada de 1961; no cometió errores y fue premiado con un llamado a la preselección nacional al Campeonato Mundial de ese año.
Tras integrar la preselección en aquel mundial, un cazatalentos lo firmó para jugar profesionalmente en los Estados Unidos. Los recién fundados Mellizos de Minnesota confiaron en el menudo jovencito de entonces 20 años para jugar en su sucursal de Erie.
“Allí estuve por dos años, y tuve muy buenas actuaciones a la defensa; pero el bate no era lo mío, además me resultaba imposible subir de peso y ganar en masa muscular. En 1962, ya con contrato firmado para jugar otro año, decidí quedarme en Cuba tras el llamado de Fidel para que los peloteros profesionales nos quedáramos trabajando para la pelota cubana”, recuerda.
Entonces… ¿dejó el béisbol con solo 22 años?
“Sí, dejé de jugarlo con esa edad, pero me mantuve ligado siempre a él, de hecho todavía lo estoy. Mi decisión vino porque no tenía resultados al bate y me fui antes de que ya no me quisieran allá, la verdad hoy no me arrepiento”, asegura.
“De inmediato comencé a trabajar e incursioné en el arbitraje también. Como ‘ampaya ’ estuve unos 30 años y ‘ampayé’ en todas las categorías, incluso en algunos juegos de Serie Nacional celebrados aquí en San Antonio, así me mantuve hasta mi jubilación en 2006”, recuerda.
Pero tengo entendido que se reincorporó rápidamente
“Si, nunca me fui realmente, me mantuve aquí en el estadio todos los días, en lo mismo que hacía antes, hasta que me dijeron que podía reincorporarme y cobrar ese salario, porque al final era yo quien hacía ese trabajo, y bueno todavía estoy aquí al pie del cañón como se dice”.
“Desde hace ya bastante tiempo formo parte de los entrenadores de los equipos juveniles y de primera categoría del municipio, con muy buenos resultados, basta decir que los mayores siempre han estado en el podio de la Serie Provincial.
“También fuimos campeones de Artemisa en los torneos de 13-14 y 15-16. El año pasado dirigí el equipo 11-12 y fuimos terceros. La verdad he tenido ‘suerte’ pues siempre estamos en el podio, esos son los resultados del arduo trabajo que se hace aquí en el Ariguanabo con las categorías inferiores”.
Hoy se ve con muy buena salud, ¿a qué se debe eso?
“Debe ser porque siempre ando muy activo, además desde el año 1987 soy fundador del Club de Corredores del Ariguanabo y desde entonces he participado en todas las ediciones de Marabana, hasta 2016 en la media maratón y ahora en los diez kilómetros, incluso he logrado todos los escalones del podio en mi categoría”, culmina.
Sin importar la edad y sí las energías, Reinaldo Castro Palomino le entrega cada gota de ella al béisbol y a mantenerse con buena salud. Hombres como él, con ganas de hacer siempre, y con conocimientos, son los que necesita el béisbol cubano hoy