Está ubicada en Bauta. La llaman Unidad Empresarial de Base Balkan, y fue el primer lugar donde se hizo yogur en Cuba. ¿Cómo no considerarla hoy una fábrica para niños, si su objetivo esencial consiste en producir leche fluida para ellos? Y sus trabajadores tienen el orgullo de cumplir y rebasar con creces los planes previstos.
Sería lindo que los pioneros volvieran, como antes, de visita a las entidades principales de cada localidad: unos involucrados en círculos de interés capaces de formar su vocación, otros tan solo para conocer y apreciar el empeño de cientos de obreros y técnicos.
Recorrerían aquella urdimbre de hierros viejos que igual les parecería una maravilla, porque, a pesar de la tecnología obsoleta, allí hacen la magia de la química y la tenacidad, certera de sobra en sus afanes.
Michel Durán, el administrador de Balkan, confirma lo que suele suceder continuamente; en el primer semestre del año respondieron de la mejor manera al pedido de entregar 1 374 toneladas de leche: distribuyeron 1 550. También garantizaron la leche de cabra, al 114% de lo planificado.
Por eso el regocijo del colectivo, por la eficiencia industrial y su ya acostumbrada demostración de compromiso, desde los operarios, técnicos de laboratorio e ingenieros hasta el veterano José Figueroa, con más de 50 años de tesón y responsabilidad, de admiración bien ganada día a día entre sus compañeros
Sin embargo
A veces parece que a la gente de Balkan los dejaran solos en su afán. Más allá de los precios por este apetecido alimento, o de los inconvenientes que han de enfrentar los campesinos para producirlo, no luce nada honesto el descuido en su manipulación… ni el agregarle tanta agua a la leche.
Las cifras llaman la atención: 44 000 litros penalizados por la calidad higiénica de la leche (determinada mediante la prueba de la reductasa microbiana), según reveló Déborah Chávez, técnica de acopio, quien enfatizó en que todas las formas productivas padecen este problema.
En julio fueron 3 015 litros penalizados por bajo peso. Desde luego, pagarlos a 2.50 —en lugar de 4.50— no resuelve el problema de tener que agregarles 140 kilogramos de leche en polvo (seis sacos). En junio fueron otros tantos, y en mayo habían sido 10 600 también por bajo peso, a los cuales resultó preciso añadirles 20 sacos de leche en polvo, casi media tonelada.
“Le ocasiona un gasto innecesario al Estado, y nos eleva el costo del producto para poder aumentarle la densidad”, explica Chávez.
De todas maneras, la eficiencia y la voluntad de estos hombres y mujeres garantizan que no existan pérdidas. Así cumplen sobremanera otros surtidos como el yogur (principalmente para las cadenas de tiendas en divisas y la Casa del Lácteo en Artemisa), el suero saborizado, un producto nuevo llamado mirogur y quesos para surtir tanto a Varadero como a Comercio y Gastronomía.
Siempre habrá máquinas que fallen, hierros que cedan, interrupciones forzosas, pero la determinación de producir será más fuerte, pues esta fábrica es para los niños.